Tarde de Amor, tarde de Jueves Santo

 Jueves  Santo, ¿Qué puede hacernos sentir  este  día? ¿Qué  brota  en nuestro  corazón  lo  que  hoy vamos  a vivir y celebrar?

No es un día  más, no es un día  cualquiera, es un día  en el que el AMOR se hace  VIVO, queriendo renacer  en nuestro  corazón , con un nuevo  latir  lleno de  esperanza, de  ilusión,  de  VERDAD. No , no es un día  más,  es el día  del AMOR más  grande  , de Aquel que se  da,  que  se parte y reparte, invitándonos  a  cenar, a  comer  la  comida que nos  dará  la VIDA. Porque él  ha deseado  celebrar  esta comida, esta  Pascua  con nosotros.

Día  del Amor  Fraterno,  día  en el que nuestro corazón se  abre para  volver  a comenzar  a  ser  hermanos de  Verdad .  A  vivir  juntos  de   esos sueños  que  nadie  podrá  romper.

Jueves  Santo  donde  el Amor  se  hace  el gesto más  Puro, y  sincero.

No lo hemos  buscado  , El nos  buscó , nos  eligió , nos  encontró, nos  llamo por nuestro nombre para ser sus  apóstoles, y  llevar  su Buena Noticia. Y amar  como Él amó, sí,  hasta el extremo. “Nadie  tiene amor más  grande que el que da  la vida” Cristo, nos dio su vida,  la entrego por amor. La  dio por ti, por mí, por  todos. Por  el mundo.

No debemos confundir este  amor  como un simple  sentimiento. Este  Amor  nace  de la Libertad. Libertad  de sabernos hijos de Dios, hermanos  de  Cristo. El  amor  verdadero nos hace  más humanos. Nos  acerca  a  aquellos  corazones que  se  sienten  vacíos, tristes, solos…

 

Un amor  que se nos queda en la Eucaristía, centro  de  nuestra  vida.

El Pan en sus manos, alzado, partido y  repartido. Es  su propio cuerpo que  se nos da. Y hoy jueves  Santo nos da  como regalo en la  institución de la Eucaristía, y del  sacerdocio.

El don del sacerdocio, regalo que  el Señor  nos dejó en su Última  Cena. Hombres  que  el Señor  eligió para  seguir  sus huellas,  para   continuar con lo que El empezó, llevar  la Alegría  del Evangelio por  el mundo, su propia  vida, su misión. Allí en la Ultima  Cena , nació la  vocación de  cada  sacerdote de  hoy “TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS, TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS LOS HOMBRES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ÉSTO EN CONMEMORACIÓN MÍA”, palabras que  hacen  que sus  vidas  se unan  a  la de Cristo, haciéndose uno con El ,  servidores  para  el mundo. Alzar  la  copa  y el pan, convertida  en  su  cuerpo y sangre.

 

 La Eucaristía, el mayor  de  nuestros regalos, centro  de nuestras vidas, donde  celebramos,  y recordamos que  Cristo se quedó ahí con nosotros para siempre, en cada  Eucaristía  celebrada,    que  como nos  dice Willigis Jäger en su libro A donde  nos  lleva  nuestro Anhelo “celebramos una y otra  vez  la Eucaristía  para  que  comprendamos eso. Para  que  caigamos  en la cuenta  que Dios ,  igual que mora en cada uno de nosotros , en cada paso ,  en cada  respiración. En el árbol, es  árbol,  en el animal es animal, y en el ser humano es  ser humano. Y así mora  en todo. El  no ha  compuesto para sí una  sinfonía que  ahora  estaría  ejecutado, dirigiendo quizás  desde algún  lugar y escuchando desde  lejos. El  mismo es la  sinfonía  que suena. Y no tenemos más que hacer  que resonar y procurar no producir muchas  disonancias. Para  comprender  y dar e  de  ello celebramos siempre  este nuevo  banquete”  Jesús, una  y otra  vez  se nos  da  como ese Pan repartido que nos recuerda  y nos  compromete a  hacer lo mismo, partirnos y repartimos  a nuestros  hermanos, entregándonos por  y para el  bien de  todos. Se nos  manifiesta  en  el Pan y  así  se nos  manifiesta  en todo. El Pan  alimento  de una realidad que es  su VIDA.

Miremos  este  Pan,  cojámonos en nuestras manos, este  Pan  que  se  parte y reparte  a todos  los que tienen hambre de Amor,  hambre  de Paz, hambre  de  Justicia, hambre  de Esperanza,  hambre  de  Vida .

Jesús nos  invita  a comer  su Pan, su Cuerpo despacio, sintiendo como pasa  por nuestro corazón , por nuestras entrañas, y darnos  cuenta  de   que  el Pan  como la Vida solo se  aprovecha  si lo damos  y  compartimos con otros.

El vino, rebosante  en la copa, su sangre  derramada. Esta  copa  que  Cristo nos  ofrece  simboliza  su destino, el dolor,  el sufrimiento. Sangre  derramada  hasta la última  gota por  todo el mundo. Un mundo  vacío, seco,  lleno de soledades, de  dolor  de miedo y terror, de muertes sin sentido.

 

Nos da  su  copa llena  de sangre  convertida en el vino de la Vida, para  que  corra  por nuestras venas, para  que  estemos  dispuestos a  dar  la  vida  como El. A  beber  de  su copa y  compartir  su propio destino.

 

¿somos capaces  de  dar nuestra  vida,  de  entregarnos hasta  dar la última  gota  de nuestra  sangre?

¿Nos  fiamos de Él?  El se  fió, confió, acepto la  voluntad  del Padre y  entrego  su VIDA.

Jesús  se  arrodillo y nos  lavó los pies en un  gesto  de  humildad y servicio. Otro gesto  de  su gran  amor hacia nosotros en  este Jueves Santo. Se  arrodilló, cogió  una  toalla, y se puso en actitud  de servicio, besando  los  pies  de  los suyos. Hoy  sigue  arrodillándose  y besando  nuestros  pies, los tuyos.

Jesús  se puso a  lavar  los pies  como  lo había  hecho siempre. Como lo hizo  con  el ciego de Jericó, o la viuda de Naim, con los  leprosos, o  con el paralítico. Con los  que  se morían de hambre, con los  pobres y enfermos,  con  aquellos  que  la  sociedad  rechaza, los olvidados  de la Tierra, hoy  Jesús  continua  lavando  nuestros pies  arrodillándose  ante  nosotros. Y nosotros ¿nos  arrodillamos ante  El? ¿Nos  arrodillamos  y lavamos  los  pies  del que sufre,  del enfermo,  del pobre, del abandonado, de  despreciado? Es Jesús  quien está  en cada uno de  ellos y  desean ser  escuchados, necesitan ser  amados.

Hoy celebramos  el día  del Amor,  del  Servicio,  de la Entrega, un Amor  desbordado el mayor  regalo  que  jamás  podíamos  soñar. Porque  somos su Pueblo.

El nos  dio ejemplo,  para  que también lo hagamos nosotros.

 

Feliz  Jueves Santo.  

 

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