La resurrección de Cristo de entre los muertos fue el inicio del mundo nuevo y definitivo, donde no habrá más separación, guerra, iniquidad, egoísmo ni ningún tipo de opresión o angustia. Lo que
el hombre quiso hacer al alejarse de Dios al comienzo: encontrar una libertad plena y un gozo sin fin, ahora lo conquistó Jesús para todos los que aceptaran su mediación salvadora. Subiendo a los
cielos nuevos y a la tierra nueva, envió sobre su Iglesia el Espíritu Santo, vida y soplo viviente para todos los creyentes. Muerte, pecado, frustración y fracaso, serían de ahora en adelante
constantemente vencidos por el Espíritu divino, que estaba vivo y operante en toda circunstancia en su Iglesia y en su reino de paz y amor. María, llevada en cuerpo y alma a los cielos, y
coronada como reina y señora de toda la creación, inauguraba un mundo nuevo de comunión entre el cielo y la tierra que ya solamente camina a su definitiva consolidación. El reinado universal de
María, junto a su esposo José, en la "Casa" de su Hijo, es la garantía del seguro éxito final de la humanidad y de cada uno de nosotros.
I. - La Resurrección:
A. Reina del cielo, alégrate, porque tu Hijo resucitó, como lo había dicho.
B. En la Eucaristía, Jesús cumple su palabra de ser la resurrección y la vida.
C. Oremos por los que no encuentran sentido a sus vidas.
II. - La Ascensión:
A. Alégrate María, porque Jesucristo tu Hijo ha ido al Padre a prepararnos sitio.
B. En la Eucaristía, Jesús cumple su promesa de ser nuestro pan para la vida eterna.
C. Oremos por los que no creen en la vida eterna.
III. - La venida del Espíritu Santo en Pentecostés:
A. Alégrate María; el Espíritu de amor nos envía para anunciar la Buena Nueva a los pobres.
B. En la Eucaristía, Jesús cumple su promesa de que formemos un solo cuerpo por un mismo Espíritu.
C. Pidamos ser verdaderos testigos del Evangelio y oremos por los que recibirán nuestra palabra.
IV. - La Asunción de María:
A. Alégrate María, porque has encontrado gracia ante Dios. Dichosa tú que has creído.
B. En la Eucaristía celebramos la muerte y resurrección de Cristo, hasta que vuelva.
C. Oremos por los que buscan a Dios, y por los que están tentados de desesperación.
V. - La coronación de la Virgen en el cielo:
A. Alégrate María; el Espíritu de amor reúne en una sola familia a todos los pueblos de la tierra.
B. En la Eucaristía, Jesús reúne a todas las gentes, de toda lengua y nación, en torno a la misma mesa.
C. Oremos por la paz en nuestras familias, en nuestras comunidades y entre todos los pueblos.