Queridos hermanos, como cada año, nos reunimos en la noche, para preparar nuestro corazón y nuestras vidas al encuentro con Domingo y su ideal.
Es necesario mirar a Domingo para que nuestra vida sea una vida encarnada que vive, siente, goza y sufre con toda la humanidad y está a su servicio para entregarles una Palabra escuchada, orada, estudiada y contemplada.
En esta noche queremos que todos tomemos conciencia que Dios obra en nosotros y a través nuestra, maravillas.