Santo Domingo de Guzmán en ...

Movimiento de jovenes y adultos en Argentina

¡Saludos Familia Dominicana!

 

Siguiendo el itinerario seglar de nuestro modelo de santidad, el Bienaventurado Pier Giorgio Frassati, los miembros de su Movimiento desde el año 2006, venimos realizando gestiones para pertenecer oficialmente a la Familia Dominica, en la Provincia Argentina de San Agustín. De todos modos, ya estamos poniendo en práctica las enseñanzas de nuestro gran Maestro y Patriarca Santo Domingo de Guzmán, alumbrando con la luz del Evangelio los ambientes y dedicando toda nuestra vida para Alabar, Bendecir y Predicar.

El M.P.G.F. es un Movimiento de laicos católicos al servicio de Dios y de la Humanidad a través de la Iglesia y en íntima vinculación y cooperación con sus pastores. Su fin es el mismo fin apostólico de la Iglesia Católica: anunciar el Evangelio a todas las personas y en todos los confines.

El M.P.G.F. es un Movimiento Cristiano y Ecuménico que lucha a la vanguardia de la Iglesia, desde una clara opción preferencial por los pobres, por la liberación y dignificación de la humanidad. En ese sentido, hace suyo el contenido del Documento de Puebla de 1979, en el que se le concede a las nuevas generaciones, en la Pastoral Latinoamericana, una misión especial: “Presentar a los jóvenes el Cristo vivo, como único Salvador, para que, evangelizados, evangelicen y contribuyan, con una respuesta de amor a Cristo, a la liberación integral del hombre y de la sociedad, llevando una vida de comunión y participación”. (Nº 1.666). Esta Misión fue cumplida a cabalidad por el Beato Pier Giorgio y nosotros, humildemente pretendemos imitar su compromiso apostólico y social. Para lograrlo la Comunidad Frassatista se sostiene sobre cinco pilares fundamentales: la Oración (Personal y Comunitaria); la Comunión (Eucarística y Solidaria); la Formación Integral (Espiritual; Intelectual; Moral y Ciudadana); el Servicio (Caritativo y Piadoso) y la Acción (Eclesial y Social).

Nuestra comunidad está integrada por hombres y mujeres que tienen en común su deseo de participar y colaborar en la construcción de la Civilización del Amor, sin condicionamientos de edad; sexo; credo; etnia; nacionalidad; nivel intelectual, social o económico.

Respetando las vocaciones y los carismas, como así también la voluntad y disponibilidad de sus miembros, el M.P.G.F. se compone de Postulantes, Consagrados y Colaboradores.

Los Postulantes son miembros que aspiran incorporarse activamente al Movimiento hasta realizar su promesa de Consagración.

Los Consagrados son aquellos que, una vez cumplidos los requisitos estatutarios, prometen consagrar su vida a Cristo, a María y a la Iglesia ejerciendo un discipulado laical inspirado en el estilo de santidad del Beato Pier Giorgio Frassati.

Los Colaboradores son personas de buena voluntad que ayudan en forma anímica; espiritual; material o económica, participando directa o indirectamente de las distintas iniciativas encaradas por el Movimiento. Son hombres y mujeres que prestan su asistencia, su oración y/o su aliento. No se exige para ello ser católico, de hecho esta categoría de militante ha contado desde su origen, inclusive en la actualidad, con no creyentes, agnósticos; judíos; musulmanes; ortodoxos y protestantes.

 

Campaña solidarias
Campaña solidarias
En el Barrio de San Cayetano
En el Barrio de San Cayetano

El 1º de julio del año 2000 se reúnen en la Parroquia San Roque de Posadas (Provincia de Misiones, República Argentina), un grupo de adolescentes y jóvenes con el propósito de constituir un movimiento al servicio de la humanidad desde la Iglesia. Han pasado ya 13 años, en los que hemos vivido gratos momentos y una bonanza general a nivel institucional. Pero como toda iniciativa Cristiana, también supo de angustias; tristezas e incomprensiones. Como este momento actual de pena, ante la censura solapada ejercida por las autoridades diocesanas.

No denunciaremos en detalle las injusticias de las que somos objeto, pero sí expresaremos nuestro dolor ante la negativa de la mayoría de los sacerdotes diocesanos, de autorizar congregarnos en sus parroquias y que se nos impida enseñar la catequesis o desarrollar nuestra labor religiosa. Pero en nuestra Provincia de Misiones, no todo es adverso, felizmente algunos buenos sacerdotes y hasta un Obispo emérito, como el Padre Joaquín Piña, quien bendijera nuestras banderas oficiales, ha compartido buenos momentos y acompañado muchas de nuestras acciones eclesiales y sociales.

Precisamente con ese auténtico Pastor de la Iglesia, siempre hemos sido solidarios con los que luchan: docentes; médicos; trabajadores desocupados; obreros precarizados laboralmente; empleados estatales; campesinos sin tierra, víctimas que claman Justicia; aborígenes y toda persona sufriente. Hemos defendido la Democracia oponiéndonos a la Ley de Lemas y a la reelección indefinida del entonces Gobernador Rovira (en nuestra provincia) y de la Presidente Cristina Kirchner (a nivel nacional). Hemos salvaguardado la Vida de los concebidos y protegido la Creación, rechazando el uso de agrotóxicos; el cultivo transgénico; el monocultivo de soja; la tala indiscriminada; la construcción de represas hidroeléctricas; las plantas de celulosa; la minería a cielo abierto; las centrales nucleares y todo emprendimiento contaminante en nuestra región. Y también hemos repudiado públicamente la construcción de una cruz en la localidad de Santa Ana, pues no respondía a fundamentos cristianos y, en cambio, se terminó convirtiendo en una absurda obra faraónica millonaria, sobrefacturada y símbolo de la corrupción nacional; provincial y municipal, cuyo despilfarro obsceno no se justifica frente a las innumerables necesidades básicas insatisfechas de la población. Un verdadero absurdo cuando a metros del lugar, y desde lo alto de la misma, se observa la miseria y la indigencia de sus vecinos, muchos de ellos paisanos guaraníes a quienes se les niega su tierra y demás derechos originarios. En cambio, nuestro actual obispo de Posadas, Juan Rubén Martínez, no dudó en bendecir esa ignominia y otras inmoralidades de nuestros déspotas locales, a quienes hemos denunciado junto a organizaciones sociales; ecologistas y de Derechos Humanos, por la desaparición del dirigente agrario Mario Golemba; la criminalización de la protesta social; el espionaje contra luchadores populares mediante el llamado “Proyecto X” por parte de la Gendarmería Nacional; el encarcelamiento arbitrario de personas desahuciadas como María Ovando; la represión salvaje a sindicalistas, en la que inclusive algunos sacerdotes “amigos del poder” se los vio arengando a los violentos como el caso del “padre” Chatelain en la Ciudad de Puerto Rico, y muchas otras barbaridades.

 

Por todo lo expuesto, cuya veracidad pueden constatarlo con la prolífica información existente en la web, no nos sorprende la censura y persecución del sector eclesiástico afín o subordinado al gobierno. En ese sentido, hacemos nuestras las reflexiones del sacerdote catalán, nuestro querido Padre Obispo Joaquín Piña, antes de fallecer el pasado 9 de julio: “No es fácil luchar contra los corruptos y decir todas las verdades, a mi no me gusta hacer esto pero alguien tiene que hacerlo y yo solo aporto mi granito de arena para que algún día los misioneros puedan disfrutar de la igualdad y de las oportunidades. El problema de nuestra sociedad es que la gente se acostumbró a vivir con corrupción y con tantas injusticias. Es feo estar denunciando y criticando, pero debemos luchar entre todos, yo ya aporté mi granito de arena y me siento tranquilo conmigo mismo. Algún día las cosas van a marchar bien pero ya no estaré para verlas, pero desde el cielo voy a estar feliz por todos ustedes.”

Hermanos Dominicos: les pedimos que recen por nosotros, por nuestros pastores y por nuestra Patria, para que nada ni nadie amilane nuestras fuerzas, corrompa nuestra vocación o adultere nuestra misión.

En este tiempo presente que no admite dilaciones la sociedad demanda cristianos magnánimos y transparentes, de convicciones firmes y honorabilidad probada. Una Iglesia que sortea las dificultades superando las limitaciones; el desánimo; el conformismo; la indiferencia y las incomprensiones. Una Iglesia pluralista llamada a confraternizar, en una franca búsqueda de unidad en la diversidad, a partir del respeto y el disenso.

El desafío de este nuevo siglo es el progreso moral y el testimonio que se nos pide, no es un testimonio frío, lejano y abstracto, sino un testimonio comprometido con la historia y esto, debe impulsarnos a reafirmar nuestras convicciones, aportando entusiasmo; alegría; imaginación y un coraje arrollador que desprecia los peligros y afronta estoicamente las adversidades.

La visita de nuestro compatriota y estimado Papa Francisco a nuestro continente, con su prédica transformadora, nos alienta a seguir adelante, animándonos a inaugurar nuevas formas de discipulado; derribando las estructuras injustas, derrotando los egoísmos; fermentando la masa; siendo luz que ilumina pero no encandila y practicando coherentemente la Fe, la Esperanza y la Caridad.

Esta enorme empresa precisa de brazos generosos, corazones dispuestos y mentes lúcidas, animadas por almas puras movidas por una gran vocación de servicio y un genuino deseo de superación. Por ello, nos atrevemos a anunciar a Cristo Resucitado, impulsados por el Espíritu Santo y confiados de contar con la Misericordia y Providencia Divina del Padre Celestial, como así también con la intercesión de nuestra Madre y Maestra, María del Rosario; Santo Domingo de Guzmán y tantos amigos celestiales que pueblan el santoral dominico.

Fieles a la voluntad del Beato Pier Giorgio Frassati, los activistas del M.P.G.F. nos comprometemos a seguir la Regla de la Orden de los Predicadores y en el esfuerzo individual o colectivo, emular las virtudes y carismas de nuestro Padre Fundador, hablando siempre con Dios y de Dios, alegrándonos con los felices y llorando con los que lloran.

Les enviamos un abrazo fraterno y rogamos al Dios de la Vida, derrame sobre toda la Familia Dominica abundantes bendiciones.

 

Verso L’alto!!! Sempre!!!

 

Humberto Capli Benítez

Presidente

Movimiento Pier Giorgio Frassati

 

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