DOMINGO, LUZ DE LA IGLESIA

“Id por todo el mundo proclamando la Buena Noticia” (Mc 16,15)


Como franciscano, creo que la imagen que mejor sintetiza la figura de Santo Domingo de Guzmán es la que lo muestra abrazado a San Francisco de Asís. Domingo es el padre de una familia religiosa “gemela” de la nuestra, surgida casi al mismo tiempo, con la que compartimos un estilo de vida y un entusiasmo similar por el anuncio del Evangelio.

Precisamente esa pasión por el anuncio del Evangelio es lo que más me atrae de Domingo de Guzmán. Él nos recuerda que el Evangelio es la Buena Noticia por excelencia. Y por eso mismo es algo que no se puede imponer, sino proponer desde la propia experiencia del encuentro personal con Jesucristo. Cuando uno se ha encontrado con Aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida, sale con alegría a anunciarlo a los demás. Es la experiencia de los discípulos después de haberse encontrado con el Señor resucitado. Como Francisco de Asís, Domingo de Guzmán tuvo ese encuentro personal con Cristo. Y por eso sintió la misma necesidad de ir a anunciarlo a todas las gentes. Y, al mismo tiempo, sentía auténtico dolor cuando se encontraba con personas que aún no conocían la Buena Noticia de Jesús de Nazaret o que tenían una visión deformada de la misma.

Domingo de Guzmán también nos recuerda que, para amar, antes hay que conocer. Por eso nos invita a conocer mejor a Jesús por medio de la oración y también del estudio de la Palabra de Dios, que nos ayuda a entender mejor el significado de la Buena Noticia y a ser capaces de transmitírselo a los demás.

Y, al igual que San Francisco de Asís, Santo Domingo nos recuerda que no existe mejor manera de predicar el Evangelio que hacerlo con el ejemplo de una vida pobre, sencilla y fraterna. En una sociedad como la nuestra, saturada de palabras y de discursos, pero tan falta de modelos coherentes de vida, quizá sea precisamente éste el estilo de evangelización que con preferencia tenemos que llevar a la práctica.

 

Fr. Francisco Javier Rojo Alique, Franciscano OFM. 

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